Confesiones de una "afenfosfóbica"

Andrea Ramírez: Confesiones de una "afenfosfóbica"

Andrea es una persona que se autodenomina "diferente" ya que no soporta tener contacto físico con los demás, se siente incómoda cuando alguien le da un abrazo o tiene una muestra de cariño hacia ella, le molesta al extremo que no se respete su espacio personal y definitivamente no soporta que alguien ponga sus manos en alguna parte de su cuerpo, lo que ha causado serios conflictos en su desarrollo sexual, esto se denomina "Afenfosfobia", ligada directamente al temor al sexo que ha desarrollado Andrea llamado "erotofobia".

Por: Glory Morales Gaitán.

Yo no sé si esto será fobia o no, lo único que sé es que no me gusta que las personas me toquen, no entiendo la necesidad de estar dando abrazos, besos y todo lo demás. Mi infancia, pues básicamente fue con mi papá porque mi mamá murió cuando yo tenía 3 años. Mi papá siempre estuvo pendiente de mí, todo el tiempo me llamaba, me escribía, me decía que si necesitaba algo, yo le decía que no era necesario estar todo el tiempo encima mío, hablar una vez al día era suficiente. Mi papá murió cuando tenía catorce años por causas que no quiero mencionar, el caso es que desde ahí me volví más cerrada de lo que ya era, si antes no me gustaban las muestras de afecto, desde ese momento perdí todo el interés. La verdad no podría decir si fue por estas pérdidas que me volví una persona "seca", siempre he sido así.

He tenido muchos problemas porque las personas siempre esperan recibir amor, afecto o como lo llamen, y pues, yo no soy así, a mí no me gusta, me fastidia que me estén tocando, en mi familia ya lo saben y se han acostumbrado, ya no me joden, mis amigos a veces, uno de ellos fue el que me dijo que esto se llamaba "Afenfosfobia", me reí mucho de lo que me decía pero me puse a buscar en internet y es una descripción de lo que me pasa.

“Conozco a Andrea desde hace seis años y siempre ha sido así, antes me daban mucha risa sus reacciones cuando empujaba a la gente que la abrazaba o peor cuando alguien le iba a dar un beso, le decía que estaba enferma y que hacía mucho show con el asco a que las personas la toquen, pero ahora ya entendí que ella es así, ya no me da risa, ya me acostumbré y siempre la saludo de lejos”. (Camilo – amigo de Andrea).

En cuanto a los novios, no he tenido muchos, lo que no quiere decir que no tenga amiguitos, pero sí, cuando ya hay cierta confianza, todos piensan que me pueden tocar donde quieran: en público y en privado, es ahí cuando empiezan los problemas al decirles que no me toquen, que se limiten a respirar al lado mío. Unos de ríen y me dicen que estoy loca y otros no me vuelven a buscar.

La verdad ha sido muy difícil porque inicialmente me daba mucho asco el sexo, eso tiene un nombre que en este momento no recuerdo pero se supone que es una fobia (erotofobia), es un asco a que cualquier persona me toque, porque yo he tenido contacto sexual con hombres y mujeres pero soy yo la que puede tocar al otro, pero no él o ella a mí, antes no podía pensar en que un pene estuviera dentro de mí, me causaba repulsión. Lo extraño es que me causa “gusto” ver la cara de placer de los hombres cuando les hago sexo oral, a final de cuentas a ellos solo les importa venirse, sea como sea, y creo que soy muy buena con la boca.

“Es muy buena con la boca, nosotros somos amigos que compartimos gustos y ella ya sabe que disfruto mucho venirme en su boca, y yo ya sé que ella disfruta ver mi cara en ese momento, es algo libre, sin compromiso, aunque ahora como tiene novio no nos vemos tanto, pero lo entiendo y sé que está feliz con él a su manera”. (Camilo – amigo de Andrea).

En este momento tengo novio pero con él todo es más emocional, también tenemos sexo porque él ya se acostumbró a no tocarme, simplemente me introduce su pene y ya, pero estoy teniendo sexo con otra persona, no porque a mí me guste, en realidad lo hago por complacerlo, es alguien que me lleva muchos años y tenemos un juego donde él es mi padre y yo su hija, a veces se excede y me quiere controlar mucho, esto no me gusta pero a la vez me siento protegida con él y me encanta su imagen de hombre mayor con una vida organizada, aunque sé que esto no es algo serio me gusta complacerlo, me gusta que sea feliz cuando está dentro de mí y también al igual que mi novio ya se acostumbró a no tocarme.